7 de abril de 2014

-rragia

Estoy leyendo un libro y caigo muy fuerte: me encuentro pensando en vos por inercia. Y ahí me empieza a latir el ojo izquierdo, que por derecha es miedo y en verdad es un vértigo que da vergüenza. Que se me cierra la garganta, me paralizo y que no escribo nada porque "no puedo, no me sale eso, boluda"; y que dale, animate y no, no se puede así porque la tensión es adictiva, y que si, pero me estoy electrocutando. Late y late y pienso, y pierdo, y me quiero sentar al lado de una estufa o derretirme con vos. Floto entre tropiezos y me apichono. Que torpe soy.

Y dudo, dudo, dudo. No es suficiente. Me desdigo de todo. Es tan irreal como lo irreal de un corazón que siente y no bombea. Es el juego, solo el juego; jugar, inventar, las escondidas, la ficción del alcohol y los juegos. Aprieto mi sien con la almohada y no sé esquivarlo; pincha, molesta, me encanta, y se soporta porque no hay sade sin un Marqués y su guion.

Ya me duele la cabeza porque hay una boluda pisoteándose, gritando “Hey…boludo!, tirame un centro, que estas muy lejos…No entiendo!”, y me mareo. No me muevo porque estoy mareada, porque proceso lento y los tsunamis no paran y yo solo tengo un triste secador de piso… que torpe soy.